miércoles, 18 de noviembre de 2009

Paz es la Cultura de la Biosfera

Confianza Sagrada, Tiempo Sagrado.

"Ofrecimos de hecho
La Confianza a los Cielos
Y la Tierra
Y las Montañas
Pero se negaron a
Emprenderlo, Sintieron Miedo:
Pero el hombre lo emprendió:
Fue de hecho injusto
Y tonto. . . ”

Sagrado Coran, Sura 33:72-73

1996 D.A. De hecho injusta y tonta, como especie, la humanidad lleva un largo Tiempo desde que rompió su confianza sagrada. Cada día se rompe esta confianza nuevamente. Como resultado, de todas las especies de la Tierra, sólo el hombre está perdido. Moviéndose cada vez más rápido, expandiéndose por todas partes en círculos de conocimiento cada vez más estrechos, en persecución de metas desprovistas de todo valor espiritual, los líderes de la humanidad han presumido bastante sobre su propia destreza y no consideran que igualmente están perdidos, totalmente apartados de la marca, condenados a cierta destrucción. La realidad virtual de la máquina gana poder mientras el hombre ve reducidas sus opciones de vida a formas mecanizadas. Esta condición significa la muerte espiritual. Sin embargo, ¿quién está ahí siendo capaz de aceptar el hecho de la muerte espiritual de la humanidad, y quién está ahí, que pueda oir este mensaje, no sólo escuchándolo, sino cambiando de dirección?

Sólo un retorno a una espiritualidad universal puede curar a la humanidad de su enfermedad y renovar, una vez más, sentido propio de dirección. ¿Y qué es esa dirección, si no paz absoluta universal, creadora?

No es sólo la humanidad cuyo futuro se arriega ahora, sino el de la biosfera misma.

La biosfera --los cielos, las montañas y la Tierra que se negaron a la confianza que el hombre aceptó-- es el frágil e interconectado sistema de apoyo dinámico sin el cual habría vida alguna en la Tierra. Sólo retornando a la verdadera paz, la humanidad sobrevivirá. Sin embargo, hasta ahora la humanidad se quitó a sí misma la confianza sagrada, de tal modo que el significado verdadero de la paz parece nada más que una materia de conjetura y disputa. No obstante, hay un precedente histórico que da una definición y una dirección para la paz viviente, el Pacto de Paz de Roerich (1935).

El Pacto de Paz de Roerich es el único tratado de paz humano reconocido por la biosfera. ¿Porqué? El Pacto de Paz de Roerich está basado en el principio de reverencia por la cultura. Paz es la cultura de la biosfera. Paz verdadera y creadora es la reverencia por la cultura y no una forma militarmente impuesta de auto-preservación o dominación. La sugerencia de que un mantenimiento de la paz, militarmente impuesto, es paz; es una declaración de degradación de los valores del ser humano. El resto de la biosfera está en paz. Sólo el hombre está en guerra consigo mismo y con la biosfera.

El Tiempo ha llegado para la restauración de la paz universal en la biosfera como un todo planetario, como estaba antes de que el hombre rompiera la confianza sagrada, desviándose de la norma biosférica y empezando a seguir su propio curso mecanicista, cíclicamente irregular. La condición humana y sus métodos de funcionamiento ya no son tolerables para la preservación de la paz universal de la biosfera.

La cultura es la luz de la biosfera. La cultura es la suma de qué y cómo cada especie funciona dentro de su ciclo biológico. La cultura de las hormigas y abejas es la de dejar huellas. La cultura de los delfines y de las ballenas es una red invisible de telepatía. Arboles y flores forman sus propias comunidades, como lo hacen serpientes y escorpiones. Es la preservación de la cultura de cada especie, así como la presión que cada especie ejerce en todas las demás, lo que crea el significado místico de la naturaleza, conocido como la norma biosférica. Sólo la especie humana, abandonando su cultura innata por una distorsión mecanicista irregular de su ciclo de vida, viola la norma biosférica. El abandono de la cultura innata se llama guerra.

El abandono humano de la norma biosférica y la desviación del ciclo biológico fueron causados por la creación inconsciente de la frecuencia de Tiempo 12:60. Toda especie dentro de la biosfera es obediente a una sola frecuencia de Tiempo por la que se calibran los ciclos biológicos. Sólo los humanos, dotados de poderes auto-reflexivos y libre albedrío, podrían haber creado una norma falsa: un calendario abstracto de doce meses cuya medida irregular no corresponde a ningún ciclo natural, y el reloj mecánico cuya hora de 60 minutos también es nada más que una abstracción mental.

La violación acumulativa de la norma biosférica ha dado por resultado la creación de la tecnosfera, la envoltura artificial planetaria que encajona al humano y a la biosfera dentro del orden entrópico implacable del Tiempo de la máquina. Dentro de la tecnosfera todos los humanos son mentalmente y físicamente limitados a formas institucionalizadas de la frecuencia de Tiempo 12: 60. Ambientalmente, su conducta mecanicista contribuye con una condición sin precedente de 'combustión biogeoquímica'. La violación de la norma biosférica, constituye una ruptura total de la confianza sagrada que la humanidad originalmente compartió con todas las criaturas del tejido biosférico. La confianza rota ha engendrado un síndrome en torno a la especie de una conducta biosféricamente contraria a la moral y criminal.

Siendo la única especie con poder auto-reflexivo, de pensamiento y acción, los humanos han abusado de su singularidad al crear una aberración tecnológica biosféricamente destructiva de sí mismos. Como consecuencia, la humanidad ahora, ha reemplazado virtualmente su cultura biológica innata con un sistema de guerra, en el que los humanos se lanzan a una competición materialista con otros humanos, manejados por una creencia de que su singularidad constituye su superioridad sobre la naturaleza. Ésto es una mentira. En la presunción de superioridad, la humanidad, prácticamente, ha abandonado todo tipo de criterio superior para guiar la evaluación de su propia conducta colectiva. La creación continua de confianza en leyes humanas, complejamente definidas y arbitrarias, sólo compuestas por el error de la desviación de la norma biosférica, pone a la humanidad más y más lejos de esta norma; mientras que, al mismo Tiempo, crea una amenaza cada vez más grande a la continuidad de la biosfera.

¿Qué sucedería si toda la inteligencia auto-reflexiva fuera encauzada artísticamente hacia el logro de un organismo biosférico moralmente correcto, cuyo poder espiritual podría desenvolver, finalmente, a toda la biosfera a su próxima fase de evolución, la unificación planetaria espiritual? En la respuesta a esta pregunta, se encuentra la base espiritual del movimiento ecológico. Algo de esta intuición estaba presente hace 26 años, cuando la visión de toda la Tierra vista desde el espacio, catalizó la sensibilidad que llegó a ser conocida como el movimiento ecológico. Frases tales como "Volver a la Tierra, " "retorno a la naturaleza, " o "en el desierto está nuestra preservación, " todo hablaba de la inspiración temprana detrás del movimiento ecológico.

Esto gatilló en una amplia gama de grupos diferentes, con diferentes intereses o preocupaciones. Al movimiento ecológico le falta, hoy, una visión única y común. La biosfera es la visión e ideología para unificar al movimiento ecológico.

Esta meta profundamente espiritual es la base y propósito del Primer Congreso Planetario de los Derechos Biosféricos. Reconociendo el precedente del Pacto de Paz de Roerich, (1935), como la base para reclamar la calidad de miembros de la biosfera, como la cuna sagrada de toda cultura y vida, el Congreso de los Derechos Biosféricos ahora afirma la inseparabilidad del intento y propósito del Pacto de Paz de Roerich y la restauración de la biosfera. Retornando al Tiempo sagrado, la humanidad restaurará su confianza sagrada.

La aprobación del nuevo Convenio de Derechos Biosféricos y el reemplazo pragmático del calendario erróneo con el biológicamente exacto Calendario de Trece Lunas, acabará con la guerra y reestablecerá a la humanidad dentro de los parámetros espirituales de la norma biosférica. La paz será reconocida como la cultura del ser humano autónomo dentro del todo biosférico. Finalmente utilizando el poder colectivo auto-reflexivo de la especie en la vía artística correcta, la humanidad trascenderá sus limitaciones auto-creadas, y dentro de la medida y proporción de la norma biosférica, alcanzará las maravillas de un orden monumental y planetario de creación.

"No hay un animal
Que viva en la Tierra,
Ni un ser que vuele
En su alas, que forme
Parte de Comunidades como ustedes
Nada hemos omitido
Del Libro y todos
Volverán a su Señor
En el Final. "
Sagrado Corán, Sura 6:38

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